CIENCIA Y TECNOLOGÍA –TRASPLANTE INTESTINAL EN ASISTOLIA – SIN MISTERIO 28 (PODCAST)

Por primera vez en el mundo de la trasplantología se logra realizar un trasplante de intestino donado por un paciente en asistolia, es decir, se obtuvo el órgano luego de la muerte cardiocirculatoria.

Esto se logró gracias al trabajo de investigadores e investigadoras del Conicet que fue clave para hacer historia en este campo. Se trata de un procedimiento que ya se realizaba con otros órganos como los riñones y los pulmones.

La noticia es positiva, además, porque el trasplante de intestinos es uno de los que más problemas ocasiona en quienes los reciben: solo el 60 por ciento de los trasplantados sobreviven cinco años, a diferencia de otros trasplantes como el renal, cuyos trasplantados tienen un 90 por ciento de chances de sobrevida.

Este hecho es novedoso porque, por lo general, los donantes de intestino tenían muerte encefálica pero su corazón seguía latiendo lo que mantiene la irrigación sanguínea. En este caso es distinto porque a partir de una intervención quirúrgica, la niña Emma, de tan solo 13 meses de edad, pudo recibir en el Hospital La Paz de Madrid, fragmentos de un intestino de una persona con muerte cardiocirculatoria.

Emma sufría una falla intestinal que le impedía absorber nutrientes para sostener sus funciones vitales y crecer con normalidad. Hoy la niña evoluciona de manera favorable. En este caso, la contribución de los científicos y científicas que integran el Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos del Conicet y del Laboratorio de Trasplante de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de La Plata fue fundamental.

El equipo, liderado por el médico veterinario Pablo Stringa, había aportado evidencia robusta acerca de la seguridad y las ventajas de este procedimiento en ensayos experimentales con ratas primero y luego con cerdos. Durante algunos años comprobaron que los injertos en asistolia no solo constituían una posibilidad, sino que, además, tenían buenos resultados a largo plazo.

Hace muchos años que la comunidad científica internacional busca estrategias para reducir la brecha entre los que solicitan una donación y quienes aportan sus órganos. “El propósito de fondo para nuestro equipo es aumentar la cantidad de órganos disponibles. La problemática no solo es local sino mundial. Aunque no brindamos la solución, sí damos una herramienta más para que esa balanza se equilibre un poco” dijo Pablo Stringa, médico veterinario e investigador del Conicet en diálogo con Sin Misterio, el podcast de ciencia y tecnología de Télam Digital.

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